Mikhail Tal


Él fue amado: ¿no es esto, acaso, lo que constituye la felicidad? En el tablero, Tal era implacable, pero en la vida era una persona aparentemente inofensiva. Al mismo tiempo, era inteligente e irónico. El ajedrez fue su pasión o, más exactamente, no el ajedrez en general, sino jugar al ajedrez. Él no escribía libros, no publicaba análisis, y sólo estudió la teoría de las aperturas porque se vio obligado a ello. Fue un virtuoso genuino: obtenía placer cuando, utilizando su fenomenal visión combinativa, encontraba soluciones paradójicas sobre el tablero.
Botvinnik
Mikhail Nekhemevich Tal es uno de los más grandes genios de la historia del ajedrez. Nació en Riga en 1936 y murió en Moscú en 1992. Es quizás el jugador más amado por la afición ajedrecística, debido a su ilimitada imaginación, temeridad y buen humor. Una forma de entender lo que Tal representa para la historia del juego es contrastar su enfoque con la mentalidad dominante durante la época en la que llegó a las más grandes alturas. Quizás la mejor expresión de esa visión oficial a la cual se opuso Tal sea la frase de Tigran Petrosian (el 9º campeón mundial): “Yo trato de evitar el azar. Aquellos que quieren confiarse al azar deberían jugar cartas o ruleta, no ajedrez”. Lo que Tal hizo fue, precisamente, introducir cierto grado de incertidumbre en el ajedrez de alto nivel. Lo que parecía increíble para la época es que, con esa manera de jugar, asumiendo los mayores riesgos, se pudiera abatir a toda una élite de jugadores formados en una visión sólida basada en principios generales bien establecidos. Antes de Tal, otros jugadores habían descollado con un juego incierto, pero ninguno había alcanzado las cumbres hasta las que él llegó.
En este sentido, Tal fue un rebelde del ajedrez contemporáneo. Justo en la época en que el campeón mundial Mikhail Botvinnik había impuesto la lógica y el juego sólidamente posicional, Tal fulguró con su forma aparentemente irracional de conducir las piezas. En una frase famosa, dijo que había llegado la hora de demostrar que, en el ajedrez, a veces dos más dos es igual a cinco. En una entrevista le sugirieron que su juego se parecía al de otro gran amante de las complicaciones, Emmanuel Lasker, y Tal respondió: “Hay una gran diferencia: de Lasker dicen que estaba perdido en una partida sí y en otra no, y de mí dicen que estoy perdido en todas”.
La vida de Tal, ciertamente, no constituye un modelo deportivo: fumador y bebedor empedernido, nunca observó la disciplina que se necesita para mantenerse en los más altos niveles del juego. Pero, a pesar de su vida disoluta, Tal cuenta con uno de los registros más impresionantes de la historia del ajedrez: ganó dos veces el torneo más fuerte del mundo en su época: el Campeonato Soviético (las versiones 24 y 25, en 1957-58); fue campeón mundial a los 24 años (en 1960, año en que arrebató el título, con su juego de corte filibustero, a Botvinnik, quien lo recuperó en el encuentro de revancha en 1961); y, como ningún otro jugador de su tiempo, ganó los más difíciles torneos de la élite mundial, por encima de los mejores jugadores del mundo (una de sus marcas históricas es que, en tres ocasiones distintas, tuvo un desempeño de 80 partidas consecutivas de alto nivel sin perder).
Podríamos aplicarle a Tal la sentencia que otro brillante bohemio, Jack London, usó para explicar su vida: “prefiero ser un fugaz y brillante meteoro que un lento y perezoso planeta”. Cuando, después de perder el campeonato mundial, Tal hablaba con las jóvenes promesas del juego, bromeaba diciéndoles: “a su edad, yo ya era excampeón del mundo”.
Tampoco el juego de Tal se presta para ser imitado pues, como lo anota Kasparov, “no es posible imitar el estilo de un genio”. A sus contemporáneos, Tal les producía la impresión de sacar sus ataques de la nada. En posiciones en las que otros maestros elegían líneas seguras, a menudo con el propósito de mantener una pequeña ventaja durante el resto de la partida, Tal escogía conscientemente las continuaciones más complicadas, que con frecuencia incluían temerarias pérdidas de material, pero en las cuales las pocas piezas que le quedaban adquirían un dinamismo inusitado. En una época en la que los maestros acostumbraban, bajo la égida de Botvinnik, guiarse por consideraciones generales con base en principios universales bien establecidos, Tal los obligaba a la penosa tarea de calcular variantes concretas y complejas. Según Kasparov, Tal es el único jugador que no necesitaba calcular detalladamente dichas variantes, pues “simplemente veía a través de ellas. Cientos de fantásticas combinaciones danzaban alrededor de su cerebro, y su imaginación no conocía límites. Había algo mefistofélico en sus ojos cuando estaba ante el tablero. Como un gran pianista, Tal sentía en las puntas de sus dedos las debilidades de la posición de sus rivales”. En este sentido, una de las contribuciones históricas más importantes de Tal al desarrollo del juego es bien paradójica, tratándose de uno de los más grandes maestros del ataque de todos los tiempos: les enseñó a los grandes maestros cómo defenderse, pues los obligó a ello. El propio Tal cristalizó en uno de sus tantos aforismos su bizarro enfoque del juego, cuando dijo: “hay tres clases de jugadas: las correctas, las incorrectas…y las mías”.
Por eso un comentarista dijo alguna vez, acerca de una jugada de Tal, que “parece un error tipográfico”. En una nota periodística después de su brillante triunfo en el Torneo de Candidatos de 1959, se decía que Tal jugaba “abiertamente como un pirata”. Alexander Matanovic, el maestro yugoslavo, describió muy bien la situación del ajedrez después de que Tal perdiera su título mundial en la revancha con Botvinnik. En aquella ocasión, Matanovic dijo: “ahora los ajedrecistas podemos regresar a la sana y vieja costumbre de contar fichas y peones”.
Esa forma de jugar dio origen a una leyenda. El mundo del ajedrez llegó a oficializar una forma pintoresca de referirse a Tal: “El Hechicero de Riga”. Y es que había una fuerza especial en el espíritu de Tal; probablemente tenía la peor condición física de la historia del juego: ¡Fue sometido a doce operaciones! Kasparov anota a este respecto: “Pensando sobre el destino de Tal, uno recuerda involuntariamente el aforismo de Steinitz ‘El ajedrez no es para los corazones débiles’. Tal estuvo tan frecuentemente abatido por la enfermedad, que cualquier otro jugador habría abandonado las competencias serias. Pero Tal, aunque fumaba y bebía en cantidades, continuó jugando durante mucho tiempo. Leonid Stein le dijo un día: ‘Tú, Misha, eres más fuerte de espíritu que todos nosotros’. De hecho, lo fue, como ningún otro. Incluso cuando su organismo estaba destruido, justo al final, en sus últimos días, su espíritu permaneció firme”. Cabe recordar que, un mes antes de morir, ya terminalmente enfermo, Tal jugó un torneo de ajedrez rápido, en el cual ocupó el tercer puesto, e infligió la única derrota al mismísimo Kasparov, en ese entonces campeón mundial. Incluso con respecto a su enfermedad Tal desplegaba su acostumbrado humor. En una ocasión, después de haber sido intervenido por su riñón enfermo (que, finalmente, le fue extraído), y luego de haber recibido varias dosis de morfina, le preguntaron, dada su afición a los vicios, si ahora era morfinómano. Haciendo uno de sus habituales juegos de palabras, Tal respondió: “¿Pero, qué dice Ud.? Yo no soy morfinómano (‘morphinist’, en inglés), yo soy Chigorinómano” (un juego con los nombres de Paul Morphy, gran jugador norteamericano del siglo XIX, y Chigorin, uno de los padres del ajedrez ruso).
La rebeldía de Tal en el tablero también tenía un aspecto político. El ajedrez era uno de los deportes oficiales de la unión soviética y, como tal, los jugadores debían expresar las virtudes socialistas. Alexander Kotov, uno de los maestros soviéticos más cercano a lo burócratas del partido, escribió, en uno de los textos oficiales de la escuela soviética de ajedrez –redactado en colaboración con Mikhail Yudovich-- que “el ajedrez ofrece una prueba incontestable de la superioridad de la cultura socialista sobre la decadente cultura de las sociedades capitalistas”. Las virtudes socialistas estaban perfectamente encarnadas en el estilo de juego y de vida de Mikhail Botvinnik, el jugador favorito del régimen desde la época de Stalin. Tal representaba, por su forma de vivir y de jugar, el anti-estalinismo en ajedrez. A este respecto dice Kasparov: “Indudablemente, Tal personificó las mejores esperanzas de la sociedad post-stalinista –¡una libertad sin precedentes!”. Por eso su triunfo ante Botvinnik tuvo un significado tan profundo para el ajedrez de la época. Entre otras cosas, dicho triunfo era una afrenta a la línea oficial del partido. De hecho, cuando Tal ya había perdido su título de campeón mundial, fue objeto de la hostilidad del régimen. En 1968, estando en el aeropuerto junto con los demás integrantes del equipo soviético que se disponía a viajar a la olimpíada de Lugano, un funcionario del partido lo llamó: “Mikhail Nekhemevich, Ud. será reemplazado por Smyslov. Debe regresar a Riga”. Le estaban cobrando una noche de copas en la Habana, en el torneo Memorial Capablanca de 1966, en la que había recibido un botellazo en la cabeza por cortejar la mujer del prójimo. Aquella noche, él y el “Terrible” Víctor Korchnoi habían violado el reglamento deportivo del partido al salir a beber durante un torneo. A ambos les salió cara su independencia. De hecho, Korchnoi, quien huyó durante un torneo en Amsterdam, refugiándose en una estación de policía, fue víctima de una campaña de ostracismo por parte del aparato soviético, incluyendo a varios de los mejores jugadores de la URSS como sus enemigos. Uno de los entrenadores de Tal cuenta que, desde el comienzo, los burócratas del régimen veían el juego del joven genio con preocupación. Cuando Tal ganó por primera vez una de las semifinales del campeonato soviético en 1956 –que era el torneo más fuerte del mundo—, uno de los funcionarios del Comité de Deportes le expresó al entrenador sus inquietudes con respecto al juego heterodoxo del muchacho y a su posible desempeño en representación de la Unión Soviética. El entrenador lo calmó diciéndole: “No se preocupe, camarada. Si Tal logra abrir alguna línea hacia el rey, no importa que tenga poco material, lo más seguro es que dé mate”.
Cuando ya era excampeón mundial y a su amigo Mark Taimanov le tocaba enfrentar a Fischer en el encuentro de Candidatos en América, a Tal no se le permitió asistir a Taimanov como analista; en cambio, le fue asignado un equipo de tres grandes maestros, liderados por Kotov, un deportista soviético modelo. El propio Taimanov dijo: “Yo quería a Tal. Él era mi amigo y, en las derrotas, me hubiera gustado tenerlo a mi lado”. Pero el Gran Jefe, Botvinnik, veía con muy malos ojos la vida bohemia de Misha, y en varias ocasiones expresó sus dudas sobre la capacidad de Tal para trabajar durante largas horas, “con semejante afición al licor”. También se dice que algunos elementos del Comité Central de Deportes censuraban a Tal por sus tres divorcios. Según Korchnoi, Tal no tuvo más opción que “vender su alma”, convirtiéndose en el analista del sucesor de Botvinnik en el puesto de ‘hijo favorito del partido’: Anatoly Karpov.
También la relación de Tal con el prodigio norteamericano Bobby Fischer fue sui generis dentro de la élite soviética. No sólo fueron buenos amigos –en el Interzonal de Curaçao, Fischer fue el único jugador que vistió a Tal después de que éste tuvo que internarse en el hospital, un gesto bien raro en Fischer, quien sólo salía del hotel para ir a jugar--, sino que Tal fue el único jugador soviético que pudo vapulear al gringo de manera similar a como éste aplastó a los mejores jugadores soviéticos: ¡en el torneo Interzonal de Yugoslavia, en 1959, Tal le propinó a Fischer una paliza de 4-0! Después de una famosa partida entre él y Fischer, Tal le preguntó al genio norteamericano que quién era el mejor jugador del mundo. Fischer se quedó mirando a Tal, atónito, sin contestar. El hechicero comprendió pronto lo que ocurría, y añadió: “después de ti, por supuesto”. Habían acabado de jugar una hermosa partida que terminó en empate, en la que Tal, como de costumbre, bordeó el abismo durante un buen rato. Fischer, entonces, contestó con una frase que, en sus labios, es un elogio: “bueno, tú no juegas tan mal”. El remate de Tal es típico: “Claro, si yo hubiera perdido, él habría dicho que yo había jugado como un genio”.
Desde cierta perspectiva, murió joven –a los 56 años--, aunque había vivido ya todas las batallas, dentro y fuera del tablero. Murió joven, como Capablanca, ese otro genio. En una entrevista que concedió al final de su vida, le preguntaron que, si pudiera escoger, qué ficha del tablero le gustaría ser. Tal contestó: “Dejando de lado el hecho de que yo siempre he sido el rey… no sería un alfil, porque nunca he sido religioso. Pensándolo bien, me gustaría ser un peón pasado, porque tendría futuro”. Nunca le agradeceremos lo suficiente por haberle insuflado vida al juego en una época en la que llegó a creerse que sólo había una manera de pensar.
A continuación presentamos una partida del Hechicero de Riga, comentada por Dribbling On Line, un comentarista aficionado que escribió unas exquisitas notas ajedrecísticas agrupadas en formato de libro digital, bajo el título "La Siciliana Salvaje" por la página Web: www.hechiceros.net. Este misterioso personaje prefiere esconder su identidad detrás del seudónimo(1). En el libro, se pone a sí mismo como el contrincante de algunos de los más grandes jugadores de la história, bajo la tutela de un sufrido entrenador -el Coach-, en un imaginario torneo llevado a cabo en el café La démence (una parodia de La Régence, un famoso café parisino donde se reunian a jugar Saint Amant, La Bourdonnais, McDonnell y otros en el siglo XVIII). Comentarios de este tipo van en la línea humorística predilecta del propio Tal (la tesis de grado de Tal como historiador fue acerca del humorismo ruso), y constituyen una divertida alternativa a los, por desgracia, hoy tan comunes comentarios plagados de variantes y análisis por computadora. Al final, se presenta también el poema que escribió Dribbling a la memoria de Tal.
El Hechicero –Tal (una mirada de tus ojos)
Café de la Démence. 4ª ronda.
Dribbling On Line – Mikhail Tal
El Coach recomienda que con el de hoy no me meta en complicaciones tácticas y sobre todo que no lo mire, parece que es medio brujo y te puede hacer mal de ojo. Abracadabra, pata de cabra. 1. e4 c5 2. Cf3 e6 3. d4 cxd4 4. Cxd4 a6 Desde luego no es jugador agresivo. 5. Cc3 Dc7 6. Ad3 Cf6 7. 0-0 Cc6 8. Ae3 b5 9. a3 Ab7 10. De2 Ce5 11. h3 Caballos en g4 no. 11… Tc8 12. f4 Y en e5 menos todavía. 12… Cc4 Una amenaza directa: Cxb2. Al Coach probablemente le gustaría que jugase AxC, ya sé que me dijo que no me metiera en complicaciones tácticas, pero se me va la mano. 13. Cdxb5 Lo siento Coach, pero es la única jugada acorde con el Espíritu de la Posición, que es íntimo mío y cuando quieran se los presento, está siempre por ahí aunque generalmente pase desapercibido. 13... axb5 14. Cxb5 Dc6 15. Ca7 ¿Comprenden ahora? ¿Todavía no? Pues saquen el tablero y pongan las piezas, no pretenderán que les ponga un visor java, digo. 15... Cxe3 Un error tipográfico. ¿Esa? Puede que DxC no sirva por Ac5 pero tengo 16.Cxc6 Ac5
No hay partida. Gano moviendo el caballo, b4 también es ganadora. Mis dos peones lejanos, unidos y pasados, la ventaja material, y, por qué no decirlo, la diferencia de clase entre ambos jugadores, aseguran el 1-0. La verdad que la alegría del triunfo queda empañada por la magnitud del error de mi contrincante. ¿Cómo se sentirá después de esa metida de pata garrafal? No comprendo por qué no abandona. El Coach me lo prohibió, pero por una miradita qué me va a pasar. Yo lo miro, a ver que cara tiene. ¡Virgen de los Desamparados! 17. Rh2 Tenía que quitar el rey de esa diagonal, compréndanme, amenazaba, amenazaba, me amenazaba, me amenaza, estoy amenazado. 17… Cxf1+ 18. Txf1 Axc6 19. c4 Tengo que avanzar mis peones, tengo que hacer algo. 19… d6 20. Dc2 Me ha aparecido una mancha en la mano derecha. 20… Ad4 21. b4 e5 Y ahora otra en el brazo odreiuqzi. 22. f5 Quise decir izquierdo, estoy hablando al séver. 22… Re7 23. a4 Mis peones son mi única desesperanza. g6 24. b5 Mantente alejado, Coach, esto es un aquelarre. Aa8 25. De2
25...Tcg8 26.a5 Las casillas negras han desaparecido, en su lugar hay agujeros, agujeros negros. 26...h5 27.g3 Tengo el don de lenguas, estigmata, glosolalia, antiflogistina, poscurricular, esteatopigia, fitosanitario, macmanaman. 27...Th7 . 28.Rg2 Con la columna g se abrirán las puertas del infierno. 28...Thg7 Es mi deber abrirla, obedezco. 29.fxg6 Hágase tu voluntad. 29...Txg6 30.Tf3 Ch7 Está a punto de ocurrir.31.De1 Cg5 El cielo se oscurece. 32.Tf1 Cxe4 La tierra tiembla.33.Axe4 Txg3+
Ya estás aquí, Príncipe. 34.Rh2 Tg2+ No preguntes por quién doblan las campanas, mueve. 35.Rh1 Tg1+ Mueve. 36.Txg1 Txg1+ Eveum. 37.Dxg1 Axe4+.
Un exorcista, necesito un exorcista, por compasión, Meeeerrliiiiiin 0-1. La partida real es Kristinsson – Tal, Rejkjavik, 1964.

Un soneto a la memoria de Miguel Tahl
Cada pieza en su lugar, mecanismo relojero
Conspirando contra el fuero de un monarca guarecido
Los trebejos a bailar, al lento son de un bolero
Disimulando, engañeros, su vocación de asesinos.

De improviso un remolino furibundo de agresión
Temerario movimiento de indumentaria suicida
Del avatar anodino de manida posición
A la hoguera del talento del Hechicero de Riga.

Cada tiempo una agonía, cada jaque una algarada
Cada escaque una celada de alevosa fantasía
Despiadada cacería de una fiera acorralada
Partitura envenenada, tenebrosa sinfonía.

Encomendado a su suerte se jugó el alma y la piel
Ha movido ya La Muerte y contraataca Miguel.

REFERENCIAS
Uno de los enfoques más completos del juego de Tal lo ofrece Kasparov en el segundo tomo de su monumental obra “Mis Grandes Predecesores” (ya disponible en castellano, aunque para esta nota utilicé la traducción al inglés publicada por Random House).
Un estupendo perfil de la vida de Tal, con una selección de sus mejores partidas, es el que presenta el gran maestro yugoslavo Dimitri Bjelica en su serie “Los reyes del tablero”, en el volumen dedicado al mago de Riga.
Aunque Tal no escribía libros, sí los dictaba. Uno de los más interesantes es una obra de memorias, “The Life and Games of Mikhail Tal”, y también es recomendable la obra que produjo con I. Damski: “Attack with Tal”.
NOTA SOBRE EL AUTOR
Pablo Rolando Arango
Profesor del Departamento de Filosofía de la Universidad de Caldas. Ha publicado tres libros de filosofía con el centro editorial de la misma universidad (Ética y significado: una defensa del objetivismo moral, e Introducción a la filosofía moral y De la belleza y otros caprichos de conservador), y su traducción del libro Introducción a la práctica de la filosofía, del filósofo inglés Garrett Thomson, fue publicada por la Editorial Panamericana de Bogotá.

(1)En su presentación del libro, Alberto Fraile dice lo siguiente sobre el autor:"El autor de estos originales artículos nació en Montevideo, Uruguay, en 1936. Se estableció en España en 1981, y actualmente reside en Algorta, Vizcaya.” Los textos se publican aquí con la gentil autorización del director de Hechiceros, Juan Carlos Ruiz.


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